En México, se observa una desigualdad entre mujeres y hombres en diversos espacios, incluido el trabajo. En muchos casos, las mujeres enfrentan diversas barreras para encontrar un empleo o para desarrollarse al interior de uno, por ejemplo, se enfrentan a diferentes salarios a los que reciben los hombres, aunque realizan un trabajo del mismo tipo o valor. Asimismo, existen condiciones que hacen los ambientes laborales más violentos para las mujeres, como son prácticas de acoso sexual, hostigamiento sexual y acoso laboral.

Como consecuencia, la reforma laboral de 2019 plasmó en la ley algunas acciones que buscan proteger el principio de igualdad entre mujeres y hombres, como es a través de la obligación de los centros de trabajo elaboren, con la participación de las personas trabajadoras, protocolos para prevenir la discriminación por razones de género y atender  casos de violencia laboral. Asimismo, las y los jueces laborales pueden proteger los derechos laborales de las personas trabajadoras, como el acceso y goce de la seguridad social, de las personas víctimas de despido por discriminación por embarazo, orientación sexual o identidad de género.